En Aqaba, Jordania, una empresa local de drones nos contrató para realizar un espectáculo de drones para la boda real de su Príncipe Heredero. El plan era que 1000 drones volaran sobre las aguas, creando un espectáculo realmente llamativo.
Pero, una hora antes de que el espectáculo estuviera a punto de comenzar, llegó una tormenta de arena. Aqaba es conocida por sus cambios de clima repentinos, por lo que no nos sorprendió del todo, pero una tormenta de arena era un gran problema para nuestros drones. Demasiado viento y arena podrían dañarlos.
Mantuvimos un ojo puesto en el clima y comprobamos muchos pronósticos meteorológicos. El equipo del cliente también estaba preocupado, cuestionándose si deberíamos continuar con el espectáculo.
Justo cuando pensábamos que el viento podría aumentar, como suele pasar en una tormenta de arena, se quedó calmado. Utilizamos este tiempo para probar nuestros drones. Nos aseguramos de que pudieran volar a 300 metros de altura durante todo el espectáculo sin que sus baterías se agotaran.
Cuando llegó la hora del espectáculo, nuestros pilotos de drones estaban listos. Las horas antes del espectáculo fueron tensas, llenas de observaciones de cerca, trabajo en equipo y decisiones rápidas.
Incluso con la tormenta de arena, el espectáculo se llevó a cabo como estaba planeado. Nuestros 1000 drones iluminaron la noche, convirtiendo una situación complicada en un evento mágico. Fue un testimonio de la habilidad de nuestro equipo para enfrentar los desafíos y manejar lo que se nos presente.